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Acompañamiento en la elaboración del proceso de duelo por pérdida gestacional voluntaria e involuntaria. Fortalecimiento de la familia para afrontar de nuevo la búsqueda de la maternidad.
Duelo perinatal y gestacional
Perder a un bebé que se está gestando o a un neonato, resulta sin lugar a dudas, una experiencia intensa y en muchas ocasiones traumática. Es conveniente elaborar un proceso de duelo adecuado tanto si se trata de una interrupción voluntaria como cuando la pérdida es involuntaria. En muchas ocasiones, resulta muy útil la intervención por parte de un profesional, para acompañar y mitigar el dolor y para colaborar en el fortalecimiento de la familia para afrontar este proceso.
Durante los procesos de fertilización asistida, las pérdidas embrionarias son experimentadas por la mayoría de las personas con mucha angustia. Habitualmente es una carga emocional no compartida o de difícil entendimiento por el entorno. Las diferencias emocionales experimentadas en la pérdidas embrionarias entre la persona que está gestando en su cuerpo y las de su entorno tanto de pareja como clínico-asistencial, habitualmente percibidas como ensayo-error, van construyendo un sentimiento de incomprensión aislamiento y soledad que añaden un sufrimiento que puede dejar huellas indelebles en la relación de pareja y contexto familiar próximo.
Las personas que han pasado por situaciones similares cuentan que les ha servido de ayuda: Compartir adecuadamente las emociones que acompañan las pérdidas, legitimar el dolor, el miedo y la angustia dentro de las propias redes naturales ayudan a entender los estados de ánimo, no banalizando ni exigiendo normalidad en estos procesos. Resulta necesario ayudar a clarificar y objetivar qué tipo de apoyo, diferente en cada persona, se está demandado en cada momento del duelo. También será crucial sanear las relaciones de pareja para afrontar la decisión de llevar a cabo futuros intentos.
Trabajar adecuadamente estos aspectos, protege de los procesos de estrés añadido que pueden dificultar el éxito posterior de los tratamientos biológicos y crea un entorno relacional acogedor para la madre gestante y las personas cuidadoras durante el proceso.
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