Según el Instituto Nacional de Estadística, el 74,5% de las personas que se suicidaron en España en 2016 eran varones. Estos datos no desvelan que un gran número de esos hombres no tenía un historial previo de enfermedad mental.
El psicólogo Constantino Menéndez, responsable junto con Teresa Rendueles del gijonés Centro Medra de Psicología, analiza minuciosamente la relación entre el modelo de masculinidad vigente establecido en nuestra sociedad y la vulnerabilidad emocional en los varones. “El modelo patriarcal presenta al hombre como un ser fuerte y autosuficiente. El hecho de pedir ayuda ante una dificultad lo sitúa en un plano que no concuerda con lo socialmente aceptado. Es este análisis el que nos llevó en 2018 a estrenar el cortometraje Entre Cero y Menos Uno y a organizar la semana pasada en Gijón un encuentro para debatir sobre las Nuevas Masculinidades” asegura Constantino Menéndez. Por eso decidió trabajar con su colega desde su consulta en Gijón un modelo para perseguir la igualdad donde hombres y mujeres tienen su espacio propio ya la vez pueden trabajar juntos por el cambio.
-¿Por qué es importante trabajar en la masculinidad creéis que hay que redefinir el papel del hombre en la sociedad actual?Desde el contexto clínico vemos que muchos varones entran en conflicto con el patrón de masculinidad que deben desempeñar y el tiempo que les toca vivir. Hay un gran desajuste que trae consigo problemas laborales, de pareja y patología clínica asociada. Es necesario trabajar sobre un nuevo modelo de masculinidad que acompañe al varón en el viaje hacia la igualdad. En psicología educativa siempre decimos que hay una tendencia a decir “no hagas esto, no hagas aquello” y esa forma de funcionar sirve para poco. Lo que de verdad funciona es explicitar qué es lo que hay que hacer. Por eso debemos acompañar a los hombres en el proceso de cambio, no poniendo el foco de atención únicamente sobre lo que está mal, sino ofrecer un modelo de “Hombre Bueno”.
-¿Cómo ha afectado el movimiento feminista en los últimos tiempos?Vivimos tiempos de grandes cambios, al menos de pensamiento. La lucha por la igualdad es la voz ya de muchas personas que persiguen una sociedad más justa. Este movimiento se inició mostrando a los hombres todos los privilegios que el tradicional modelo patriarcal les había adjudicado. Los hombres gozan de una situación de poder que debe ser claudicada para alcanzar la igualdad. Se pone delante de sus narices todo lo que pierden pero nadie les explica que lo que ganan es mucho más. La libertad para actuar acorde a lo que se siente, es lo que de verdad conduce al bienestar. El poder no lo garantiza.
-¿Se aprende a ser hombre y a ser mujer?La construcción de género es social. Hombres y mujeres nos diferenciamos no solo genéticamente sino también por los diferentes papeles que nos asigna la sociedad. En el proceso de construcción de la identidad de género, intervienen un gran número de estereotipos que repetimos sistemáticamente generación tras generación. Estos estereotipos definen qué es lo que debes hacer según tu género y qué no debes hacer. Esto nos lleva a comportarnos de la manera que se espera que lo hagamos porque de no ser así el precio que hay que pagar es la soledad de verse excluido del grupo. Si una mujer se define como muy dominante o un hombre como muy sensible no estarán siendo acordes con la idea de hombre o de mujer tradicional. Serán señalados y apartados. A nadie le gusta sentirse rechazado.
-¿Aún no están superados los roles de género?El peso que tradicionalmente tienen los roles de género, no se supera tan fácilmente. Estamos viendo en consulta a niños, niñas y adolescentes que sufren acoso escolar por no entrar dentro de los parámetros establecidos. Nuestra principal línea de trabajo es la psicología perinatal que aborda, entre otros aspectos, todo lo relacionado con la parentalidad. Es sorprendente ver cómo muchas de las dificultades que exponen en consulta tiene que ver con los roles de género. “no quiero ser madre y todo el mundo dice que se me pasa el arroz”, “hemos necesitado una donación de semen y mi marido no quiere que se sepa porque siente vergüenza” o “siento que abandono a mi bebé por querer incorporarme ya al trabajo, soy una mala madre”. Estas reflexiones que nos trasladan están íntimamente ligadas a la construcción social de la identidad de género.
-¿Tienen miedo los hombres a la igualdad?Realmente no creemos que se trate de miedo sino más bien inseguridad Cualquier situación de cambio genera este sentimiento. Evidentemente hay una resistencia en muchos sectores pero es más por desconocimiento que por sentirse amenazados. La idea extendida de que esta resistencia es causada por el miedo es una estrategia más del sistema patriarcal. ¿Qué hombre no va a querer vivir en una sociedad más igualitaria y más sana? ¿Qué hombre no va a querer poder vivir con libertad pudiendo expresar y compartir sus emociones?. Es posible que los hombres tengan más miedo a posicionarse ante otros hombres que a la igualdad de género en si misma. Pocos hombres son lo suficientemente valientes para recriminar a un amigo ante una broma sexista en el grupo de whatsapp o a para decir que en su despedida de soltero no quiere ir a un puticlub. Hay estudios que avalan que los hombres a quien más miedo tienen, es a otros hombres.
-¿Qué papel juega la educación?La educación es el todo en el avance de la sociedad en materia de igualdad. Educación entendida en su más amplia extensión de la palabra. La familia evidentemente tiene parte de responsabilidad pero no toda. La publicidad, el cine, la literatura, la televisión,.. es muy importante ofrecer modelos adecuados para ser imitados y replicados por niños, jóvenes y adultos. La educación es básica para que los hombres se liberen y descubran la trampa a la que han sido abocados dotándolos de unos falsos privilegios que les comprometen a servir al sistema económico castrándolos en otros aspectos.
-¿Es posible la igualdad de sexos?Es una pregunta muy difícil de responder sobre todo si nos alejamos un poco de nuestra burbuja, pensamos en la globalidad y miramos como están en otras partes del mundo. Aquí en el primer mundo hay muchas diferencias que poco a poco y con mucho trabajo se irán reduciendo: empleabilidad, brecha salarial, responsabilidad en los cuidados, son aspectos sobre los que se tiene puesto el ojo y se trabaja para el cambio pero debemos pensar que hay lugares en el mundo en los que la vida de una mujer no vale absolutamente nada o es considerada un bien más. Cada segundo se están vulnerando los derechos de niñas y mujeres. Llegar a una igualdad real y global es difícil.
-¿Qué relevancia tiene la ampliación del permiso de paternidad?Pues nos parece una medida adecuada pero insuficiente. Está genial que sean intransferibles pero deberían ser obligatorios en ambos casos. A la igualdad se llega responsabilizándose del cuidado y solo se podrá llegar a ello poniéndolo en práctica. Nos quieren convencer nuevamente de que quien mejor cuida es la madre sobre todo durante las primeras etapas de desarrollo. Nos quieren hacer creer que el vínculo con el bebé es más fuerte, sin embargo los estudios demuestran que el vínculo se establece a través del cuidado físico, miramos mientras proporcionamos alimento, calmamos con la voz cuando aparece el llanto y nos relacionamos durante el baño, el cambio de pañal…. La criatura establecerá el vínculo con quien le cuide, sea quien la haya gestado o no.
-¿Tienen mucho que reivindicar los hombres?Sí. Como decíamos los hombres han de reivindicar el poder cuidar. En primer lugar de sí mismos. Han de llegar a entender que no son más hombres por conducir más rápido, por atreverse a probar drogas o por ocultar sus preocupaciones evitando pedir ayuda. Los hombres necesitan hacer este viaje al lado de las mujeres preocupándose por construirse a sí mismos como varones liberados del estereotipo de macho que les ha sido impuesto. Es necesario entender la masculinidad desde otra perspectiva en la que la violencia deje paso al cuidado.